viernes, 18 de diciembre de 2009

¡¡¡Por fin en Europa!!!

Después de largos, complicados, burocráticos, interminables por momentos y tediosos trámites para el viaje de Bolivia a Europa, a realizar una maestría en Tecnologías de Medios para la Educación; me encuentro en este continente un tanto extraño , nuevo para mí(aunque sea el viejo mundo), con gente muy amable y lugares preciosos que visitar, especialmente los shopping (no puedo con mi naturaleza!!!). Y lo mejor de todo, estamos nuevamnete toda la familia reunida, después de más de un largo año .

Ahora me espera un arduo trabajo para ponerme al día con los módulos y todas las actividades que tengo retrasados. Lo que son días de vacaciones para mis compañeros, para mi será una maratón de lecturas y redacciones; hasta concluir con todo lo pendiente y empezar el nuevo año, casi como me sea posible, al nivel del resto de mi curso.

Esta semana estuve en Poitiers una ciudad pequeña y muy linda, y como una bendición, por primera vez, vi caer nieve!!!, no se imaginan la felicidad que sentí de ver a mis niños jugar en la nieve(era el sueño de ellos: jugar en la nieve y hacer muñecos)y yo misma, caminar bajo los copos de nieve que caían suavemente sobre la ciudad, fue en verdad, mágico.(aunque el caminar, fue porque el bus suspendió su recorrido por la cantidad de nieve en las calles y nos quedamos a mitad de camino del alojamiento, mejor dicho en quién sabe dónde, ya que nos costó un poco ubicarnos para llegar a casa).

Les dejo un par de fotos para compartir de alguna forma nuestra felicidad de estar en flia nuevamente. Y también agradecer la paciencia que tuvieron conmigo los profesores en Madrid ya que lamentablemente no pude estar presente en las actividades programadas en este semestre. Sin embargo, de aquí en más, estaré presente en las siguientes, tratando de absorber lo más que pueda; para poder trasmitirlo en mi país, a la conclusión del curso.

martes, 10 de noviembre de 2009

EL ARTE DE ENSEÑAR

Jamás me gusto ir a la escuela, y a diferencia de mis compañeros, cuando termine la secundaria; ¡estaba feliz de no volver nunca más a ella!!!, y mi alegría duro poco, ya que luego de darme un par de años de descanso, empecé la universidad. Y otra vez el martirio!!!

Ahora que ya pasaron los años (y muchosssssssss), creo saber la razón de mi disgusto por la escuela y la universidad, o todo lo que tenga que ver con la enseñanza formal; y es la manera de cómo los profesores y/o docentes presentan sus clases y evalúan a sus alumnos. Ahora, cuando veo la misma actitud de hastió por la escuela, en mi niño (14 años), veo que la situación no ha cambiado mucho, a pesar de los años que pasaron, que vivimos en una época donde todo mundo habla de modernidad, tecnología, innovación y reforma educativa, diplomados en pedagogía universitaria,paradigmas centrados en el aprendizaje, etc.

Entonces, pienso (es mi punto de vista) que el enseñar no solo se relaciona con el mucho o poco conocimiento que se tenga de la materia, o de la gran o escasa habilidad que se tenga al enseñar, es la pasión por lo que enseñamos lo que nos permitirá llegar al alumno; porque al enseñar, no solo hay que usar la mente, sino también el corazón. Cuando se combina el conocimiento, la habilidad y el amor, los resultados son excepcionales.

Por tanto, el “buen maestro”, siente pasión por lo que enseña; está convencido del valor que tienen los conocimientos que imparte y cree realmente en ellos. Y como su entusiasmo es evidente, ejerce una gran influencia en sus alumnos.

Cabe destacar que dentro de la habilidad para enseñar, el maestro/docente, tiene una gran variedad de herramientas o recursos al alcance de sus manos como: evaluaciones de diagnostico y formativas, herramientas tecnológicas u otros recursos pedagógicos, que hará que no solo él se sienta cómodo y a gusto con lo que enseña, sino también el alumno, que según mi humilde opinión, este último, es lo que más nos debe importar si estamos desempeñando el rol de docentes.

jueves, 22 de octubre de 2009

La Tecnología: ¿Bendición o Maldición?

Hace unos días leí un artículo con este título muy sugestivo de por sí, en una revista de publicación mundial (¡Despertad! noviembre 2009). Aunque su enfoque estaba centrado, más, en los teléfonos celulares, aún así, se extendía a otros dispositivos electrónicos tan comunes en nuestros días, que damos por sentado la repercusión que tienen en nuestro entorno, en nuestras familias y en nosotros mismos.

Al ir leyendo el artículo, recordé una escena graciosa para mí, pero que muestra como la tecnología llega a lugares que menos imaginamos; ahora les cuento la anécdota: estaba en el campo con un grupo de amigos, conversando con un lugareño, cuando de pronto nos interrumpe la conversación y sale en su caballo a todo galope hacia la cima de la montaña más próxima, nos quedamos perplejos al no saber el por qué de su reacción, pero pronto comprendimos que el "apuro" no era nada más que responder una llamada en su teléfono móvil, y demás está decir que en la cima de la montaña la recepción de la señal es óptima. Tampoco es raro ver, como en lugares tan distantes, carentes de servicios básicos y donde el común denominador es la pobreza; ancianos con celulares, jóvenes con su mp3 o mp4.

Parece una ironía; ver casitas tan precarias, que apenas se sostienen, pero con su televisor, su reproductor de DVD. Ó en hogares de familias citadinas que en la hora del almuerzo nadie puede hablar, porque no dejan escuchar la TV, las salas de chat repletas de conversaciones; muchas veces vanas y vacías, pero familias sin siquiera poder comunicarse de la forma más básica como es la palabra.

La tecnología puede ser una gran bendición si la usamos de forma adecuada y le damos el lugar debido, de nosotros depende si hacemos de esta maravillosa herramienta, una bendición o maldición.